1. Utiliza sólo el libro de texto, para que crean que el conocimiento es limitado y fijo, ya sabemos que lo que hay en Internet no es de fiar y puede confundir sus tiernos intelectos. No se han de molestar en buscar fuentes ni valorarlas.
2. Ponles las presentaciones de la editorial, para hacer la clase más amena con las TIC. Los pósters también son amenos.
3. Dales todo masticadito, para que el aprendizaje no se convierta en un reto interesante.
4. Evalúalos mediante exámenes, basta con que lo recuerden el tiempo suficiente para terminar la evaluación. Luego no importa que se olviden, así no desarrollan la estúpida idea de que los conocimientos se interrelacionan.
5. Pídeles trabajos de copia-pega. Eso sí, que los hagan a mano, para que les cueste algo de esfuerzo y se les peguen algunos conocimientos. No permitas que vayan a Google con un plan de búsqueda o una lista de preguntas que deben responder.
6. Ponles muchos deberes, no vaya a ser que les sobre tiempo para pensar o, Dios no lo quiera, para dedicarse al deporte, al arte, la música o a relacionarse.
7. Enseña los contenidos de forma descontextualizada, no vaya a ser que desarrollen interés por la asignatura o, peor aún, que entiendan que el aprendizaje forma parte de la vida.
8. Ignora lo que ya saben, lo que les interesa, lo que sucede en el mundo: que nada ni nadie te desvíe de tu plan. Que sepan quién manda aquí.
9. Nunca, nunca, nunca, trabajes por proyectos, y mucho menos, interdisciplinares. El conocimiento se organiza en compartimentos estancos, dónde va a parar. Y, además, esas cosas son muy difíciles de corregir y nadie sabe cómo pueden acabar.
10. Ignora la pedagogía y la psicología del aprendizaje, que son todas patochadas. Tú ya estuviste en la escuela y ya sabes cómo va la cosa.
Autor: Fran Iglesias.